Sus pantalones de franela y su saco A las diez y media de la noche tres hombres correctamente vestidos cruzaron el vestíbulo del hotel acompañados de Brunier y de Gilbert.

Habían pasado ya cinco meses desde la tarde en que la señora Lucía le había guiñado el ojo, y Brunier, a pesar de no haberla visto más, no la había olvidado. Entonces llamaron a los criados, pero ninguno de ellos había visto al joven que buscaban.

Sabía que más tarde o más temprano, la señora se acabaría las perlas, una por una, y entonces tendía que irse a la calle. Si Ignacio supiera… —agregó para sí misma.El señor Gilbert no supo qué contestar. Y para colmo, aquella señora le guiñó el ojo. —Hay que hablar con ella —dijo Brunier pensativo. —preguntó exasperada Marie Claire.—A lo mejor no existe. Durante varios días la señora Mitre comió y cenó en su habitación. Se sintió grosero junto a la dama vestida de color durazno que se transmutaba cada día más en una materia incandescente que a él le estaba vedada.—Después de esa carta ya no podía quedarme en la casa de Ignacio… Recuerdo que la noche de la cena, la seda de las paredes del comedor ardía en llamas pequeñísimas, y que las flores de la mesa olían con la frescura que solo se encuentra en los jardines. ¿Por qué le tocaría a él precisamente venir a decirle a la señora Mitre esta estupidez?Lucía Mitre apoyó los codos sobre las rodillas, sostuvo la cara entre sus manos y lo miró con fijeza como si no entendiera lo que le pedía. En el marco de los 100 años de su natalicio, el público disfrutó de esta obra interpretada por Cecilia Toussaint y Marco Uriel Fierro

Hasta ella había llegado la hipótesis de Mauricio y quería consultarlo con el viejo portero, que parecía tener tanto interés en la extranjera.—¿Sabes, Brunier, que nunca ha recibido carta de ningún lado del mundo?—¿Y ella no pregunta si ha tenido correspondencia? Es un texto en que la existencia se desvanece cuando la razón fluctúa entre la lucidez, la inocencia, lo real y lo fantástico, por lo que este personaje es uno de los más entrañables de la también dramaturga y poeta.Y es que Lucía Mitre, quien vivía en un hotel de lujo, preguntaba constantemente a los empleados ¿qué hora es?, pues a las 9:47 esperaba la llegada de Gabriel Cortina y que para ella, en esa espera, los días se volvían tan largos, que han durado toda la vida.En este cuento, que justamente inicia con la pregunta ¿qué hora es, señor Brunier”, la escritora Elena Garro apunta que “el amor es para este mundo y para el otro”, a través de la relación que se dio entre la protagonista y el portero del hotel, el señor Brunier.La grave voz de Marco Uriel Fierro presentaba los diálogos del señor Brunier, mientras que la cadenciosa voz de Cecilia Toussaint, hacía lo propio con los de Lucía Mitre, quien en esta historia, finalmente muere y cuyo cadáver “apenas hacía bulto en la cama”.Elena Garro construyó un universo literario que, marcado por la diversidad de sus temáticas, por la forma de crear sus personajes y por su habilidad retórica para contar historias, ha sido considerada como una de las mejores escritoras mexicanas del siglo XX.Nacida en 1916, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) realizan este año diversas actividades para celebrar el centenario del nacimiento de la escritora, entre cuya obra destacan los cuentos  De pronto el señor Gilbert volvió a visitarla. Sí, él es el mejor de los hombres. Se alisó los cabellos antes de llamar. Pero Lucía Mitre tendió la mano y a él no le quedó más remedio que entregarla.—¿Ve usted?

Sentía que iba a cumplir con una misión importante y que no debía fallar en sus gestiones. Solo que no me escuchó. La carta estaba escrita en español, solo alcanzó a descifrar la firma: “Ignacio.” Movió la cabeza, como si entendiera el contenido de aquella carta, la dobló con cuidado y quiso guardarla como las perlas, para que alguien se la tradujera más tarde. La miró con valor.Ella se volvió hacia él, sonriendo con aquella sonrisa de muchacho de campo y le guiñó el ojo.—¿Algo? Al ver que nadie contestaba a sus repetidas llamadas decidieron abrir con la llave maestra.

Así se le había ido toda la vida.

Las nueve y cuarenta y siete —repitió supersticioso y deseando que ella lo oyera. de Elena Garro, creado por alumnos del CETIS 53 durante el semestre "Enero 2020 - Junio 2020" Otra vez debía pedirle que abandonara el hotel. ¿Verdad, que las complicaciones son odiosas, señor…?—Gilbert —contestó su interlocutor casi mecánicamente.Las palabras de Lucía sonaban irreales en la habitación de luz rosada.

Está esperando a su amante, que no va a llegar —dio Ivonne convencida. —exclamó el señor Gilbert en voz baja. Estaba seguro de que esa carta contenía el secreto de Lucía Mitre.—¿Qué hora es?

—preguntó ella asombrada y descruzando las piernas.—Sí, algo de valor —dijo el señor Gilbert impaciente.